miércoles, 1 de mayo de 2013
The Cove: Es tiempo de enmendarse.
Esta entrada es algo especial.
Hoy, uno de mayo, con la placidez que da saber que tienes el regalo de un día festivo en mitad de la semana, he abierto el correo y me he dado de bruces con un mensaje de Clara Luengo Ramos desde mi cuenta en Facebook. ¿Y quién es Clara? Bueno, os podría decir que es una joven y guapa madrileña, amante como yo de los Reinos del Mar y fiel seguidora de las aventuras de Rielar y de Élias pero para mí, a pesar de que habernos visto apenas unos minutos, es mucho más; tiene el talento de haberse convertido nada menos que en dos ocasiones en mi "Pepito grillo", es decir, en algo así como la voz de mi (dormida) conciencia, sin ella pretenderlo y cuando yo más lo necesitaba.
Recuerdo que, la primera vez fue hace ya casi un año, en la Feria del Libro de Madrid, cuando estuvimos hablando del, entonces aún en proyecto, desenlace de la trilogía de los Reinos del Mar, El Sexto Océano. Viendo su interés por mis historias, quise compartir algo del "futuro" que tenía previsto para los protagonistas, futuro en el que uno de ellos pasaba a un discreto segundo plano en la tercera y última novela, en favor de los otros dos a mi modo de ver más relevantes y complejos. En un principio, Clara no tuvo nada que decir y se fue a seguir disfrutando de la Feria pero, para mi sorpresa, al rato regresó visiblemente agitada. Venía a defender a ese personaje, a aquel al que yo no había sabido valorar en su justa medida... Había estado dándole vueltas y, quizá no era tan maduro y cabal como los otros dos protagonistas pero ella lo amaba y apostaba por él. Vino a decirme que en su imperfección residía parte de su encanto y que relegándolo estaba cometiendo un error garrafal: no darle la oportunidad en cierto modo de enmendarse, de mejorar sin dejar de conservar su esencia. En definitiva, estaba negándole la oportunidad de evolucionar.
Como soy bastante dura de mollera, al principio no entendí nada de nada pero aquel verano, escribiendo el Sexto Océano, el relato fue desarrollándose como ella había "pronosticado": ese personaje que de alguna manera yo había menospreciado fue cobrando fuerza y protagonismo, pasando así a estar en plano de igualdad con los otros dos. Y la historia cambió, haciéndose mejor. Digamos que también ella evolucionó. Cuando la leáis, ya lo veréis por vosotros mismos.
La segunda ocasión ha ocurrido esta misma mañana cuando Clara, junto con sus saludos, me ha enviado un vídeo muy especial. Supongo que todos recordaréis, ya que ha sido una de las más visitadas, una entrada que hice en este blog sobre los calderones y la terrible matanza que sufren cada año en aguas de las islas Feroe. Si sirvió para remover algunas conciencias la doy por más que buena pero, por segunda vez, fue entonces cuando volví a meter la pata.
Como soy consciente que tiendo a enrollarme más de la cuenta y me pareció que ya era suficientemente extensa, en dicha entrada solo hice una mención de pasada sobre un documental que, por su gran relevancia, hubiera merecido una mucho mayor dedicación. Se trata de THE COVE, un estremecedor testimonio de las impunes matanzas de delfines que se cometen en el japonés pueblo de Taiji. Está muy bien hecho y creo que merece la pena que dediquemos un rato de este día festivo para verlo. Y, cómo no, para compartirlo.
Éste es precisamente el vídeo que me mandó Clara y el que yo, arrepintiéndome ahora de haberme limitado a citarlo sin más en su momento, paso a ofreceros íntegro en esta nueva entrada. De nuevo, la intervención de Clara me ha hecho enmendarme y, al igual que le ha ocurrido en El Sexto Océano a mi personaje, creo que en el proceso yo misma he evolucionado y, con ello, mejorado.
Pero es que ahí no acaba todo ya que, además de la titánica lucha por denunciar la atroz escabechina que se comete contra esas pobres criaturas, el vídeo encierra otra historia, ésta de cambio de rumbo de nuevo, que me ha impactado casi tanto como aquella. Es la confesión vital del propio Richard O´Barry, alma del proyecto.
En su testimonio relata como pasó una década de su vida entrenando a delfines en la serie Flipper y, en consecuencia, ayudando a la proliferación de crueles delfinarios debido al interés que la exitosa serie despertó en la gente y como, cuando por fin abrió los ojos, realizó un giro de 180º y empeñó su vida en subsanar su error y entregarse de lleno a la causa de estos animales. De nuevo y por tercera vez, la misma lección: Conceder siempre la oportunidad, tanto a los demás como a nosotros mismos, de evolucionar, de cambiar a mejor. Porque, así lo creo, nunca es tarde.
Gracias, Clara... mi Pepito grillo. Mil gracias. Y, hoy y siempre, espuma y sal en tus mañanas.
The Cove Documental (TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL):
http://www.youtube.com/watch?v=C_3ibYzIejY
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