miércoles, 14 de mayo de 2014

Ilustraciones de los Reinos del Mar II. Un "gracias" tan grande como el mar

Hace diez días tuvimos una segunda presentación de El sexto océano, en esta ocasión en la librería La Gusana de mi pueblo, Getxo, y volví a constatar lo mismo que en La Casa del Libro, cara a mostrar las ilustraciones de Xavier Fora Soriano; el formato en papel (tamaño libro) no permitía captar todos sus matices y, por ello, aquí y en la entrada anterior me he propuesto ofreceros el total de sus ilustraciones para que las "exploréis" a gusto. El mes pasado ya os presenté las cinco primeras y hoy haré algo semejante con las otras seis que ilustran propiamente El sexto océano. 

Aquí las tenéis:

1.- Rielar y Élias. Como creo que ya os he comentado con anterioridad, esta ilustración de Élias y Rielar con el Tridente de Paracas (Perú) de telón de fondo se la pedí yo expresamente a Xavi antes de haber redactado siquiera El sexto océano (y, de hecho, fue su contemplación la que, en parte, guió luego mi pluma al abordar el pasaje en cuestión). Pero lo que ya tenía claro entonces es que el lector debía poder observar este inmenso geoglifo para entender cabalmente la resolución del enigma central de la trama y no se me ocurría un dibujante mejor que Xavier para reproducirlo. Sin embargo, es obvio que Xavi no me ha enviado nunca meros dibujos sino verdaderas obras de arte y, en este caso, el resultado fue tan logrado que pensé que no merecía perder nada de su complejidad y pasar a las páginas interiores en blanco y negro como unos simples trazos destinados a entender un razonamiento. Por ello, terminó encabezando la solapa delantera del libro y otro dibujo de última hora muchísimo más esquemático, también del propio Xavi, acabó aclarando las cosas sin más en la página 313. 
Por si quedaba alguna duda, debo deciros que a esta ilustración le tengo un cariño muy especial (desde que lo recibí, figura en mi ordenador de fondo de pantalla, no os digo más) pero la razón no es solo el que me acompañara desde el prácticamente el minuto cero de la creación de El sexto océano sino que se trata de un dibujo, en cierto modo, mágico. Y es que Xavi, aunque luego sí acabó leyendo en primicia el manuscrito de El sexto océano, en el momento de dibujar esta ilustración no sabía nada en absoluto del argumento de la novela... lo que hizo que a mi deslumbrada admiración por ese magnífico juego de colores ocres y diferentes texturas se le uniera el mayor de los asombros al ver cómo "lo había clavado" al plasmar el estado de ánimo de los dos protagonistas en ese momento preciso de la aventura; preocupados y cavilosos pero, a la vez, firmes y resolutivos en su empeño. Y, además, Élias especialmente guapo pero con una especie de anhelo melancólico en el semblante que también le cuadraba como anillo al dedo... En definitiva: Que yo aún no había escrito ni una sola palabra del libro, pero Xavi ya sabía que todo debía ser así. (pido a los/las que hayan leído El Sexto océano que observen detenidamente a Rielar y a Élias aquí, sentados a la orilla del Pacífico peruano, y hagan un ejercicio de imaginación para conjeturar cómo me sentí al verlos así de bien retratados). (emplazamiento: solapa delantera-cara externa)



2.- Élias y las pastoras. Aunque todos los dibujos de Xavi me encantan, ya os he dado algunas pistas de cuales son mis predilectos por una u otra razón. Este también me parece precioso pero, en este caso, al que creo que le gusta especialmente aunque nunca me lo haya dicho expresamente, es al propio autor. Y lo creo porque de lo que sí me ha hablado Xavi es de la fascinación que siente por esas bellas mujeres que ya aparecieron en un par de momentos en Rielar y que reaparecen ahora en El sexto océano cuando el grupo de viajeros, bastante al principio de la historia, pasa por las inmediaciones de la gran Barrera de Coral: las pastoras de dugongos y manatíes. Si alguno de vosotros sigue mi blog, sabrá que Xavi, tras leer el manuscrito, incluso me confesó haber echado en falta más datos sobre las pastoras de sirénidos, sobre su origen y su misteriosa existencia. Pensé en complacerle pero luego preferí dejar las cosas como estaban por las razones que ya esgrimí en la entrada que versaba sobre estas enigmáticas mujeres y los apacibles animales que pastorean. En cualquier caso, tengo que hacer una aclaración sobre la escena que aparece representada para aquellos que aún no han leído El sexto océano... Aunque Élias aparece bastante asustado y hasta un punto desmadejado, las pastoras puede que se parezcan a mitológicas sirenas en sus adornos y hermosura (ya sabéis que en todas las imágenes sugiero ampliar pero, en este caso, sería más bien para ver el talento de Xavi como diseñador de moda en los encantadores "complementos" que lucen las tres muchachas) pero "estas sirenas" no tienen nada que ver con las que engatusaron a Ulises con sus cánticos en lo que respecta a sus, tradicionalmente, perversas intenciones; no, ellas no son malas, son simplemente curiosas, independientes y, sobre todo, muy libres. Así que para saber el por qué del malestar de Élias deberemos buscar solo en su propio corazón...  (emplazamiento: solapa delantera-cara interna)



3.- El hombre manglar. Al igual que ocurría con las pastoras, Gualberto Da Silva Segundo, también llamado el Trovador del agua o el hombre manglar, es una personaje al que ya conocimos durante las aventuras de Rielar en los reinos del Mar y que ahora, en El sexto océano, vuelve a aparecer y, tanto muy al principio como muy al final, con un significativo papel. No puedo negar que este enteco hombrecillo, el único superficial apreciado y admirado entre los profundos de los Reinos del mar, siempre me ha caído particularmente bien y, por ello, no quería que abandonara la historia sin más ni más. La escena que nos presenta Xavi ocurre cuatro años antes de la principal línea argumental, por lo tanto muchísimo antes que la escena de las pastoras, pero coincide con esta en que en ella también aparece Élias, y tampoco lo está pasando nada bien; de hecho, lo está pasando terriblemente mal, mucho peor que en cualquier otro momento de su vida... Por ello, lo que más llama la atención (y a mí más me gusta) de esta ilustración, aunque suene aparentemente incongruente, es la expresión beatífica del hombre manglar, aun teniendo no muy lejos a un Élias roto de dolor. Esa serena sonrisa, esos ojos sabios, ya saben, incluso en ese momento de cruel sufrimiento, que todo será para bien. Merece la pena que os detengáis en su mirada, ampliadla si queréis, pues más allá de cómo hace honor a su nombre y aparece fusionado con la vegetación del manglar, lo que más me fascina de esta ilustración es precisamente ese par de ojos... ojos que parecen estar mirando una realidad oculta a cualquier otro, una realidad sin duda hermosa y cargada de esperanza. (portada-cara interna)



4.- Nictálope. Las dos ilustraciones anteriores y esta (junto con la última, de la que ya os hablaré cuando llegue su turno) fueron las cuatro que Xavi hizo de motu proprio y, por ello, toda una gran sorpresa para mí pero, a diferencia de las otras, aquí aparece un nuevo personaje del que no hay mención alguna en Rielar y los Reinos del mar. Se trata de un representante de una de las dos razas humanoides que habitan el sexto océano (la otra sería la de los lectores ciegos, en cierto modo el "negativo" de esta en más de un aspecto...) pero si, como yo creo, no es una imagen genérica sino que está representado un nictálope muy concreto, el candidato está muy claro y a ese ya le conocemos, aunque sea fugazmente de El destino de Élias, la segunda de mis novelas; se trataría de Gaarz, el nictálope con el que se encuentran Quimera y Shamal en los niveles más inferiores de Fortaleza Diamante. No hay nada que lo identifique como tal y en realidad podría ser cualquier otro pero a mí me gusta pensar que se trata de él pues la ayuda que les prestó a los dos diamantinos no fue pequeña y pienso que sería  bonito que tuviera esa especie de reconocimiento pasando a la posteridad a través del arte de Xavi. Por otro lado, decir que el escenario es casi tan ambiguo como el personaje; en ocasiones, me da por pensar que la criatura está nadando en el océano Pacífico y que comienza un especial proceso de camuflaje con la pared submarina pero otras veces, las más, le imagino por el contrario en los dominios de el sexto océano, en la frontera entre claridad y oscuridad, siendo testigo de cómo los espeluznantes peces abisales de lo profundo ascienden hasta el anfiteatro del Amnios para dar comienzo una nueva Fiesta de la Luz en los dominios del dios de los ocho ojos. Por ello, dependiendo de cuál sea el caso, en esta imagen a veces me gusta recrearme en la familiaridad versus la extrañeza del aspecto del nictálope y otras veces lo que prefiero es ampliar la mitad izquierda para observar esas curiosas criaturas bioluminiscentes que confieren a la negrura de las aguas abisales un aura como de fantasmal "galaxia" invertida. Tenéis donde elegir. (contraportada-cara interna)



5.- Áldero y Rielar. Esta ilustración se la pedí expresamente a Xavier por una razón que quizá os sorprenda: hasta un determinado momento de la concepción de El sexto océano, no tenía del todo claro con cual de los dos hombres iba terminar acabando Rielar y, ya que Xavi había dibujado a la chica con Élias frente al tridente de Paracas me pareció conveniente que también existiera una ilustración "alternativa y equitativa" de Rielar y el guapo moreno de Pueblo Grana nadando juntos. Y esto es tan cierto que incluso luego, cuando ya lo tenía claro y la decisión estaba, digamos, tomada, he contemplado la imagen y me he dado cuenta de que puede remitir perfectamente a más de un momento, entre ellos a un punto muy temprano de la historia, primeros del año 2011, cuando todo estaba aún por escribir en la vida de los tres protagonistas... Si os fijáis en la esquina inferior izquierda veréis la insinuación bosquejada de una gran ostra pero en la novela, como saben bien las que ya la han leído, no es una sino que son dos las ostras, de especies, momentos y circunstancias muy diferentes, que juegan su papel en la historia. Dejando este cuasi-spoiler aparte y sin olvidar mencionar lo que me agrada ampliar y luego recrearme en los bellísimos tatuajes de Áldero, esta ilustración me gusta especialmente por una razón inversa a aquella en la que salía Rielar de jovencita, la primera que os presenté en la entrada anterior. Y es que esta me gusta porque se la ve convertida una joven mujer, con muchas vivencias ya a sus espaldas, y aquella mirada asombrada pero también un poco retraída ha cedido su puesto a una manifestación franca de alegría y confianza. Reconozco que para mí es una maravilla verla reír de esa manera, así de sencillo. (solapa trasera-cara interna)



6.- Áldero, Rielar y Élias. Y por último pero no por ello menos importante, mi favorita de entre las once que Xavier Fora Soriano ha tenido la gentileza de entregarme. Esta es, a falta de un calificativo que le haga justicia, espectacular como ninguna. Resulta, sin duda, una ilustración-resumen que sirve de hermosísimo colofón a la historia que se narra, a la de El sexto océano en particular e incluso a la saga al completo en su conjunto, y no solo porque los tres protagonistas, por fin reunidos en esta imagen, están especialmente atractivos sino porque en sus expresiones se puede leer muchas de las pruebas por las que han tenido que pasar, tanto espirituales como físicas, durante sus diferentes vivencias en los Reinos del mar. Por otro lado, la composición es, a nivel artístico, casi apabullantemente buena: Con exquisito acierto a la hora de equilibrar los ocres más cálidos (melena, pulpo) con los más fríos (zona central) que le hace emparejarse con la otra en tonos ocre, la de Paracas, Xavi nos regala ahora un fondo asombroso que no desvelaré aquí pero que merece la pena que ampliéis todo lo que haga falta hasta que reconozcáis por vosotros mismos las "líneas" y dibujos que aparecen en la imagen representados, ya que son mundialmente conocidos (pista clave: Nazca). Pero lo que para mí me resultó en su día aún más cautivador fue lo que aparece escondido en la flamígera melena de la propia Rielar: Rodeadas por cardúmenes de pececillos y otras criaturas marinas y escoltadas por dos casi traslúcidos moais aparecen, nada más y nada menos, que las tres representaciones de la Diosa del triple rostro, aquella que buscó sin descanso el trovador del agua y que, de un modo u otro, ha estado presidiendo (quiero creer que bendiciendo) todas las aventuras de los Reinos del mar desde sus orígenes. Ahí están, para quien aguza la vista, la Doncella, La Madre y La Anciana y cuando por fin se descubren, cuando por fin las descubrí, se sabe que el círculo se ha cerrado y que por tanto se ha llegado, un buen día, al final del camino. (solapa trasera-cara externa)



En fin, ¿qué puedo decir como conclusión? Siento que, por muy maximalista que me pusiera, mis palabras siempre se quedarían cortas, así que solo se me ocurre decir esto, pero decirlo de todo corazón:
Gracias, Xavi... Un "gracias" tan grande como el mar.