lunes, 20 de mayo de 2013

Pinnípedos: Jamás hubo una foca en un circo




 

 Los pinnípedos son un suborden de mamíferos placentarios del orden de los carnívoros, adaptados a la vida acuática y marina, con patas cortas y anchas, codo y rodilla envueltos en piel común, dirigidos hacia atrás y con los dedos unidos, el primero más largo, todo lo cual confiere a estos miembros el aspecto y las funciones de aletas.

      Su cuerpo es sensiblemente pisciforme, adelgazado por detrás y terminado en una cola muy corta y deprimida; sus molares no están diferenciados y su panículo adiposo, muy grueso, constituye una protección contra el frío de las altas latitudes que suelen frecuentar. Son torpes sobre tierra y muy ágiles en el agua.

      Se reparten en tres familias, que son: los otáridos, lobos, osos y leones marinos; los odobénidos o morsas y los fócidos, focas y elefantes marinos. (EL web de Duiops) (Os he puesto menos información que en otras ocasiones. Si queréis saber más os sugiero la sección dedicada a los pinnípedos de la página El Hogar Natural; está muy bien resumido con fotos-ficha de cada una de las especies de las tres familias)

 

Al abordar esta entrada, lo primero que me ha venido a la mente es el recuerdo de lo poco que sabía sobre los océanos cuando decidí adentrarme en esta aventura de Los Reinos del Mar. No es que ahora sepa gran cosa, sigo sin saber casi nada... y realmente seguiría sin conocer ni una ínfima parte de lo que está por descubrir aunque dedicara mi vida entera al empeño puesto que, más allá del esfuerzo humano, el océano se revela como una realidad tan inmensa como inabarcable. La famosa frase socrática de "solo sé que no sé nada" jamás ha estado mejor empleada que cuando hablamos de la multidimensional e ingente masa de agua que ocupa la mayor parte de nuestro planeta.

A este respecto, una de mis más flagrantes "lagunas" tiene mucho que ver con los pinnípedos. Hasta hace bien poco, yo llamaba focas a esos oscuros y lustrosos animales con rígido babero de volantes alrededor del cuello y pelota en equilibrio sobre la nariz que suele haber en los circos y cuya foto encabeza esta entrada. Nunca los vi actuar en persona (afortunadamente, pues la exhibición de sus domadas "habilidades" me parece un espectáculo cruel) pero siempre creí que se trataba de focas. Y en realidad no lo son.

Son otarias. Una verdadera foca, mientras está fuera del agua permanece siempre recostada, anatómicamente no es capaz de erguirse (los enormes elefantes marinos machos lo consiguen apenas en sus formidables peleas por las hembras, pero con muchísimo esfuerzo). Incluso la tercera familia, las morsas, solo lo logra merced a sus colmillos-bastones. No, los únicos que más o menos pueden alzarse del suelo y "andar" propiamente hablando son los otáridos. Pero todo queda compensado pues en el ranking de estos tres grupos los más torpes en tierra acaban siendo los más hábiles en el agua, y ese es a fin de cuentas el destino que eligieron todos cuando sus ancestros optaron por regresar al mar.
En mis novelas, hay varias referencias más o menos directas a los pinnípedos. Focas franjeadas, morsas, focas leopardo... Pero hay dos, uno macho y otra hembra, una foca y otra otaria... y en ellos me detendré. Hoy hablaré de Dulce y de Pomodoro. Tan distintos como un día supe que eran los que yo, hasta entonces, tan erróneamente había creído iguales... bajo la carpa de un circo.

Algunos ya sabréis algo que debo reconocer por adelantado: me gusta romper clichés. Fue huyendo de los estereotipos que procuré que fuera una mujer, Rielar, la protagonista de mi novela más épica y que, por su parte, se tratara de un hombre, Élias, el que llevara el peso de mi texto más romántico, más lírico si se quiere. No fue una decisión del todo consciente pero así acabó pasando. Pues algo parecido ocurrió también con los dos animales marinos de los que ahora toca hablar. Empecemos por el segundo...
Pomodoro es un macho de foca monje, uno de los pocos ejemplares de una especie casi extinta, antes abundante en el Mediterráneo. Cuando Élias y sus amigos lo conocen en Alborán es una criatura desubicada y solitaria, único en aquellas aguas y, por lo tanto, abocado a la desaparición, suya y de su linaje. Él anhela formar una familia, en su caso una colonia junto con algunas hembras reproductoras con las que perpetuar su moribunda especie. Parece una empresa quimérica, un sueño imposible, pero es su sueño y por él luchará. No se conforma con vivir solo, no le seduce eso de ser un macho libre e independiente... ni siquiera se conformaría, si tuviera tal opción, con dejar su simiente sin más y desentenderse de lo que venga después; es un macho... que quiere crear un hogar llenos de críos. Y es perfecto; es su opción.
Por el contrario, Dulce es una hembra de otaria, de lobo marino antártico para más señas, que ha encontrado en el humano Ezequiel su compañero y amigo para toda la vida. Frente al resto de sus iguales, que acabaron convirtiéndose en madres hace mucho tiempo, ella se siente realizada en su "soltería", sabe que no deviene ni menos ni más por haber elegido ese camino y es feliz viviendo su vida como mejor le place. Su historia se narra en la primera novela y, de hecho, jamás llegan a coincidir ni en el espacio ni en el tiempo pero tanto ella como Pomodoro rompen viejos arquetipos con su libre elección vital: luchar por tener su propia familia en tanto "comunidad de amor", sin coletillas ni aprioris, sea esta de dos o de veintidós, y entendiendo que sus frutos a veces pueden ser hijos pero otras también pueden ser vivencias, proyectos y sueños compartidos. Dulce es una hembra... que no quiere crear un hogar llenos de críos. Y también es igualmente perfecto; es su opción.
En fin, esto es lo que quería contaros hoy. Espero haberme expresado bien pues arrastro los últimos restos de un glorioso resfriado y aún no me siento bien al cien por cien. Confío en que mis limitaciones las supla vuestra sabiduría y, llegado el caso, vuestra benevolencia. Por último, comentaros que ante la disyuntiva de ofreceros un vídeo de sedentarias focas o de dinámicas otarias al uso he decidido "tirar por la calle del medio". Os presento una foca pero una foca muy especial... se trata de la fascinante foca leopardo, feroz como ninguna, un auténtico predador que ocupa en el cono sur el mismo nicho en la cadena alimentaria que el temible oso polar en el, nunca mejor dicho, polo opuesto (el vídeo está en portugués pero creo que se entiende bien y me ha parecido muy interesante. Digamos que, frente al dominio-doma sobre los animales circenses del que os hablaba al principio existe siempre la opción de la amistad... ya lo entenderéis al verlo).
Ah, y la próxima entrada será, tras los cetáceos y los pinnípedos, sobre el tercer grupo de mamíferos adaptados plenamente a los océanos ¿Imagináis de quienes se trata? 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 


 

 





 

 

 
 

 

 
. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario